Ministerio de Educación, hacia una meritocracia que hace historia.

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Sin duda que uno de los aportes más trascendentales del gobierno del presidente Danilo Medina, cuando en la posteridad se mida con la vara de la historia, es lo que se ha denominado “Revolución Educativa”. A través del Ministerio de Educación se ha ido consolidando un sistema incluyente, amplio y democrático, rompiendo paradigmas hasta el punto de que ha llevado al ministro Andrés Navarro a enfrentar a grupos bajo manto de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) en un intento de frenar las políticas del ministro que promueven el premio al esfuerzo, la preparación y la dedicación.

Miguel Medina, vocero del Ministerio de Educación

A mediados de diciembre de 2017 Navarro hizo lo que nunca se había hecho en la historia del sistema educativo nacional: anunció un proceso competitivo para la escogencia de ternas para designar 18 directores regionales y 122 distritales de educación en todo el territorio nacional. Es obvio que, si queremos un mejor sistema educativo, si queremos obtener buenos resultados, el país necesita llevar a estos puestos a los hombres y mujeres mejores calificados en la materia, es decir, como expresó el vocero del ministerio Miguel Medina acerca del concurso para la asignación de directores “es fundamentado en los méritos profesionales de los docentes postulantes”.

El ministro Navarro ha puesto especial interés en lo que llamó Evaluación del Desempeño Docente, una herramienta que permite obtener un diagnóstico que da cuenta de la realidad del sistema y de las demandas en materia de formación, lo que fortalecerá la labor profesional de los maestros en las aulas, aunque si bien es cierto que el ministro tiene otro punto bastante claro, y es que con el mejoramiento sustancial de la calidad de la educación, por sí solo, así, sin “compaña”, no es suficiente. En varias ocasiones Navarro ha planteado que este proceso debe de ir de la mano con la generación de empleos, oportunidades y en sintonía con las necesidades de las empresas y el mercado nacional, porque esa preparación tendrá poco provecho si no encuentra un nicho donde potenciarse y desarrollarse, aún sea éste el autoempleo o el emprendimiento. Es por ello por lo que el ministro pondera estar consciente de la importancia de las visitas sorpresas del presidente Medina, porque con los financiamientos, la creación de nuevas infraestructuras y cooperativas, sobre todo en comunidades lejanas, se crean nuevos espacios de oportunidad para la gente.

La actual gestión del Ministerio de Educación es tan amplia que sería imposible abordarla en un solo artículo, pero antes de teclear el punto final quiero resaltar algo que a mi entender no solo es muy significativo, sino que es una semilla que se siembra para las generaciones venideras. Más allá de los logros puntuales de Navarro o que éste fuera escogido de manera unánime presidente del Consejo Directivo de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, hay un elemento que no puedo dejar pasar por alto. En la república ideal de Platón o en las ideas de Confucio y Han Fei podemos encontrar las aspiraciones para una sociedad donde el mérito sea una condición esencial para el ascenso social y el reconocimiento, en contra del nepotismo, el grupismo (véase ADP) o el amiguismo. En la actualidad solo países como Singapur y Finlandia han logrado implementar con reconocible éxito este sistema y los resultados son mucho más que notables. Ojalá el Ministerio de Educación continúe en las décadas siguientes aplicando estas políticas que promueven no solo la inclusión social, sino que son motivación de vida y motor para aquellos que con su dedicación y sacrificio aspiran a escalar socialmente. La semilla está sembrada.

Autor: Ing. Félix Lantigua