Ángel Estévez y el precio del éxito

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“La envidia es una declaración de inferioridad” señaló el gran Napoleón en la isla de Santa Elena, mientras dictaba sus memorias. Cavilamos sobre esta máxima decimonónica al advertir cómo de la forma más injusta y soez en los últimos días se ha orquestado una cacería feroz para devorar al ministro de Medio Ambiente Ángel Estévez. Sorprende que este desquiciado safari haya concentrado el foco del prosaico ataque hacia el mal estado en que se encuentra el Río Camú, cuya cuenca hidrográfica lleva un proceso de degradación continua que sobrepasa los 30 años, y a la vista de todos, mientras el ministro aún no cumple su primer año al frente de la institución.

Lo peor de esta campaña, miserable y ruin, es que la embestida proviene de nuestros propios compueblanos, de los mismos veganos, pues, al parecer, la envidia corroe a una caterva de resentidos que no pueden digerir que alguien de su pueblo haya podido calar tan alto en la administración del estado y que se haya ganado la confianza y el respeto del primer mandatario.

Hay que aclarar que desde la llegada de Ángel Estévez al mando del ministerio de Medio Ambiente, se clausuraron todas las minas que se explotaban en La Vega hasta tanto no se formalizara un protocolo que asegure la sostenibilidad medioambiental de esos espacios, hasta tal punto que un grupo de empresarios de la construcción rubricaron un documento en contra del ministro Estévez para que diera apertura, por lo menos, a algunas de las minas, pues alegaron que estaban sufriendo pérdidas millonarias, sin embargo, el ministro ponderó que el cuidado y preservación del medio ambiente debe estar por encima de todo interés, incluyendo el económico.

Los veganos debemos estar orgullosos de contar con un gerente del más alto nivel y no permitir que un grupo se apandille y orqueste campañas de tan baja ralea, tan baja que mientras el ministro interviene Guaigüí en un operativo conjunto con la Procuraduría Medio Ambiente, SENPA y con la asistencia de la Policía Nacional, estos retorcidos tienen los escrúpulos para financiar hasta marchas con el fin de empañar la imagen de un servidor público que lo está haciendo bien.

En lugar de convocar a marchas ¿Por qué no se convoca a estos veganos de buena voluntad a acompañar el trabajo del ministerio de Medio Ambiente para monitorear las lomas Guaigüí? Porque sabemos que son manos asesinas y gente perversa la que provoca estos incendios, pero no, a ese grupo solo le interesa hacer daño y los recursos naturales de La Vega y su estabilidad medioambiental les da tres pitos, dígaselo a Dios.

Ing. Félix Lantigua