Frederick Martínez, acreditado popularmente como “El Pachá” está actuando como el catalizador o agente de cambio en el quehacer del negocio de la televisión nacional dominicana. Su modo de hacer tv, lejos de imbuirse en los espurios esquemas tradicionales que no soportan un minuto más en el aire, está marcando una ruptura, un quiebre que abre el paso a un modelo nuevo, innovador, atrevido, acorde al ritmo que nos imponen los tiempos, un modelo donde se difuminan las barreras entre persona y personaje, pero no bajo un alegato cantinflesco como “la tele-realidad”, sino a través de una verdadera honestidad con la que se manifiesta la persona-personaje.
Un sector del negocio, los abanderados de viejo y agotado sistema, se ha atrincherado contra el Pachá, pero no ha sido ni siquiera porque defiendan su anacrónico modelo sobre la revolución del Pachá, sino porque ellos mismos no son capaces de adaptarse al nuevo formato que traen los nuevos tiempos.
Luis Federico Crespo Martínez, nombre real de Frederick “El Pachá” no es un elemento proveniente de la nada, no es materia producida por energía en el vacío en un colisionador de hadrones, El Pachá ha pasado con nota sobresaliente en su participación en más de veinte programas de radio y televisión, ha triunfado fuera de nuestras fronteras en Telemundo, Univisión y la Mega, y siendo un referente del éxito internacional, nunca perdió su carácter humilde, noble, su enorme amor por su tierra, un amor tan grande que ya son cientos los viajes que se le computan cada semana para pisar tierra dominicana y hacer lo que sabe hacer mejor que nadie cerca de su gente.
Un hombre ganador del Micrófono de oro, premios soberanos, reconocimientos en New York, Miami, Puerto Rico, Premios ACE y Premios Globo, reconocido por el gobierno dominicano y hasta por el presidente del condado del Bronx no puede ser el “loco viejo” que algunos inocentes sueñan con venderle a la gente.
En algunos años, cuando el nuevo sistema se haya instaurado y hayan desaparecido de la escena todos los dinosaurios y fósiles inútiles, habrá que reconocerle al Pachá haber sido el agente que sembró la semilla para un cambio, aunque este proceso no será fácil, pues es natural que aquellos que han de desaparecer del juego opongan férrea resistencia a su desaparición definitiva.
La televisión, como todo arte, como todo medio, o se mueve (hacia cualquier lugar) o se muere.
Solo los insensatos pueden seguir pretendiendo vender en 2018 mercancías de los años 80, mientras el televidente les cambia de canal, indiferente a ellos, será así hasta que por fin se queden sin su último espectador, entonces vendrá un nuevo formato, una nueva visión que abrirá la puerta a nuevos talentos que vayan al ritmo del signo de los tiempos, entonces se le dará finalmente la razón al Pachá y como en el fondo somos un país de buenas personas, también ese día al #1 habrá que darle su lugar.
Autor: Félix lantigua