¿En cuánto le sale la navidad a un candidato en un año pre electoral?

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Como es costumbre, todos los candidatos a un cargo electivo tienen que «dejarse ver» (y sentir) en Navidad; algunos sostienen que aquellos que no se hacen notar en diciembre difícilmente les irá bien en febrero, el mes en que se celebran las elecciones más cercanas, y algo tocan los de mayo, a pesar de estar a cinco meses de distancia. Sin embargo, hay diversos factores que influyen en la cuantificación del gasto de un candidato en Navidad.

En primer lugar, es crucial entender que no es lo mismo un candidato que disfruta del dulce de las mieles del gobierno que uno que opera desde el abatimiento de la oposición. Tampoco es comparable un candidato real, consciente de sus posibilidades de ganar y económicamente estable, con uno ficticio que está presente solo para completar la boleta y carece de recursos incluso para echar gasolina.

Es relevante destacar que algunos candidatos, especialmente aquellos que no cuentan con recursos para ofrecer incluso un modesto paquete de café, y que en muchos casos son simplemente «relleno», como ocurre con muchos candidatos del PLD y la Fuerza del Pueblo, ya sea para regidores o diputados, creen fervientemente no solo que ganarán, sino que serán de los más votados. A pesar de las advertencias de quienes les dicen lo contrario, estos candidatos consideran que, contra todo pronóstico, gracias a un milagro de la virgencita o similar, lograrán la victoria. A menudo, desestiman las opiniones negativas tildándolas de envidiosas y frustradas. ¡Válgame Dios!

En este análisis, comenzaremos con los candidatos a regidores y los clasificaremos en aquellos con posibilidades dentro del gobierno y aquellos con posibilidades dentro de la oposición, así como aquellos que carecen de posibilidades y los candidatos ficticios.

Los candidatos con posibilidades dentro del gobierno son aquellos que están bien posicionados, ocupando los primeros diez lugares dentro de su partido.

Los candidatos con posibilidades dentro de la oposición son aquellos que luchan por ubicarse entre los tres primeros lugares de su partido.

Los candidatos sin posibilidades son aquellos que, a pesar de sus esfuerzos, son conscientes de que no pueden ganar, pero están dispuestos a todo por la campaña, incluso empeñar la cama para meterla en la campaña.

Los candidatos ficticios son aquellos, como me comentó una vez Rey Lora, que son candidatos solo por el hecho de que su cara aparecerá en la boleta.

Los candidatos con posibilidades dentro del gobierno generalmente cuentan con patrocinadores influyentes y funcionarios que les proporcionan bonos directamente. También pueden obtener bonos a través del partido y recurren a diversas estrategias. Son capaces de conseguir entre 100 y 200 bonos de 1,500 pesos, dependiendo de sus conexiones, aliviando así sus bolsillos. En general, terminan gastando entre 30,000 y 50,000 pesos, con excepciones notables como Chingo, que posiblemente gaste entre 150,000 y 200,000 pesos adicionales a los bonos.

Los candidatos con posibilidades dentro de la oposición deben costear todo, ya que no reciben apoyo, y terminan gastando entre 150,000 y 300,000 pesos, dependiendo de su solvencia económica.

Los candidatos sin posibilidades dentro del gobierno dan los bonos que obtienen, pero no contribuyen con recursos propios. Mientras tanto, los candidatos sin posibilidades dentro de la oposición andan detrás de los candidatos a diputados y alcaldes buscando para dar una parte y lo otro clavarlo y dejarlo guardado.

Los candidatos ficticios actúan como recolectores, pero no ofrecen ni bonos ni contribuciones monetarias a nadie.

Sin duda, la Navidad revela la autenticidad de algunos candidatos y la falta de seriedad de otros. En la próxima entrega, continuaremos con los candidatos a diputados, alcaldes y senadores.

Félix Lantigua