La construcción de infraestructuras trae consigo una serie de impactos, los cuales son directos e indirectos y también de manera inducida que, dependiendo de estos factores, su funcionalidad, adaptación, costo y beneficios pueden ser positivos y/o negativos.
Esto es debido a que, al realizar nuevas infraestructuras se modifica el espacio donde se desarrollan las actividades económicas, sociales y recreativas de las personas, modificando indirectamente a su vez, las formas de vida de estas, trayendo como consecuencia la afección al marco de vida y los hábitos de la sociedad base de estas construcciones. Dando así comienzo un proceso de transformación que es completamente dinámica, pero siempre irreversible, o en la mayoría de los casos, al menos poco probable de reconstruir.
El establecimiento de infraestructuras evaluado desde el punto de vista social, presume de diferentes, en términos de secuelas que modifican el espacio en donde se practican las diferentes áreas de la vida cotidiana de las personas previamente mencionadas. Trayendo consecuencias no solo a estos ámbitos sociales sino también a la morfología territorial en el sentido de mutación de estructuras y de las dinámicas de los colectivos afectados. Determinando así, el proceso de transformación social planificado por instancias externas.
Además, por el ritmo de la construcciones, es posible constatar y codificar el hecho que, desde un punto de vista territorial, no solo se encuentran afectos visibles de impactos ambientales y morfológicos, sino también constituyen una serie de impactos inducidos en posiciones jerárquicas de poder, tales como: cambios en la jerarquía de la red de asentamientos y en los factores de localización de las actividades económicas, potenciación de ciertas áreas y marginación de otras, así como una serie de impactos en la economía tales como la modificación del nivel de renta, de la cantidad y nivel de la población activa, e inducción de actividades económicas.
De esta manera, los factores territoriales y socioeconómicos, en el diseño y construcción de la infraestructura, son resaltantes ya que sus repercusiones se extenderán en el tiempo y en el territorio.
Mientras que, en una escala territorial, el desarrollo de infraestructuras que rozan los limites de las fronteras pueden alterar la organización territorial comunitaria a corto y medio plazo. Un ejemplo de ello es en la participación en proyectos europeos, los cuales brindan información necesaria de sus propias construcciones que permite aplicar un método comparativo, así como el intercambio de experiencias innovadores entre distintos países.
De esta manera es más factible analizar algunos procesos de construcción de infraestructuras así como su identificación de conflictos entre personas de poder involucradas en los distintos niveles de política, económica, técnica y de sociedad civil, estudiando los mecanismos legislativos de coordinación que se desarrollan y que son imprescindibles para la construcción de infraestructuras que no repercutan en la sociedad de maneras invasivas.
En otro orden de ideas, el impacto social de las infraestructuras en una escala urbana son numerosos y diversos en aspectos positivos y negativos, entre los cuales se pueden dictaminar: la mejora de la calidad urbana, la atracción demográfica y de actividades, como también su contraparte de expropiaciones durante las obras, las molestias propias de la construcción, las alteraciones sobre la movilidad, el desorden visual, entre otros que, incluso aún después de las obras pueden persistir problemas en la sociedad como lo son alteraciones en las vías y servicios urbanos, impactos ambientales, visuales y acústicos, entre otras, las cuales son variantes a las que hay que adaptarse o, si su funcionalidad no es apta o adecuada quizás puedan pasar por un proceso de transformación o eliminación.
En los casos tales en que un proyecto se construya en diferentes fases, es de suma importancia realizar una profunda reflexión para verificar los primeros impactos en el momento de realización de cada una de ellas. Pues existe la creencia en la ingeniería que, cualquier proyecto técnico puede mejorarse y se debe hacerlo continuamente.
El análisis de los efectos de la primera fase es vista como una base de experimentos para futuras orientaciones en fases posteriores, con el fin de evitar los errores cometidos con anterioridad y para apreciar las perturbaciones relacionadas con la vida cotidiana, con el entorno y con los problemas de coordinación del funcionamiento de las redes.
En conclusión, se comprende por impacto social aquellos factores fundamentales de las transformaciones que se desencadenan con la construcción de un proyecto de ingeniería civil o infraestructura sobre el espacio social, es decir, sobre el territorio donde cristalizan las actividades productivas y las formas de vida.