¿PATRIOTISMO O XENOFOBIA?

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Por Licda. Yamilka De La Cruz En estos días me he visto en la necesidad de meditar sobre ciertas actuaciones de nuestros hermanos, los cuales justifican sus acciones en nombre de la patria y he quedado en la angustiosa confusión de que si eso es “Patriotismo o Xenofobia”.

Para analizar el tema debemos necesariamente abordar el tema de la “inmigración ilegal”.

Ciertamente cada Estado es libre y soberano para instaurar sus leyes y establecer quienes son sus nacionales, además de condicionar a los extranjeros, los requisitos básicos para entrar legalmente a nuestro territorio, ya sea de manera transitoria o permanente, quienes no cumplan con estos estándares serán clasificados como “inmigrantes ilegales”, su delito consiste en infringir las leyes de migración de nuestro Estado. Ver (Ley No.285-04 y sus reglamentos, C.D).

Estas leyes establecen unas consecuencias jurídicas para los que las transgreden.

En palabras simples, si usted entra a un país de forma no autorizada, es decir de manera ilegal, usted es pasible de ser deportado a su país de origen.

Desde el punto de vista legal y soberano del Estado, el mismo está facultado para ejercer su procedimiento de deportación, mediante los mecanismos establecidos por ley, los cuales deben garantizar que en el proceso de ejecución no se vulneren Derechos Humanos y sobre todo que se respete la  integridad de las personas y su dignidad humana.

Como el Estado es soberano y tiene sus leyes, en especial una norma suprema llamada Constitución o Carta Magna. En ella se establece un régimen de administración de la soberanía del Estado, donde se limita el poder del Estado, estableciendo limites en base al reconocimiento de derechos y garantías de sus subordinados, los cuales también son llamados a asumir deberes, pero que sobre todas las cosas el Estado debe velar,  o más bien se le impone la obligación de respetar su soberanía y acogerse a los preceptos constitucionales que ha hecho suyos, al momento en que adopta una Constitución.

En este sentido quiero externarles y destacar tres proposiciones de la Constitución:

  1. Supremacía constitucional. (Art.6, C.D)
  2. República Dominicana es un Estado social y democrático de derecho. (Art.7, C.D)
  3. Respecta los pactos internacionales relativos a DDHH. (Art.74.3, C.D)

Es decir, un principio constitucional básico y fundamental es entender que nuestra Constitución  es  nuestra norma suprema, por consecuencia se debe respetar todo lo establecido en ella.

En resumen nuestra amada Republica Dominicana se fundamenta en un Estado social y democrático de derecho, soberano para imponer sus leyes y políticas públicas, libre de cualquier injerencia extranjera y con la única limitante que en sus actuaciones está obligada a garantizar los DDHH de todas las  personas.

En consecuencia, si un extranjero entra de forma ilegal, el Estado tiene todos los medios por ley disponibles para ejercer su soberanía.

En este punto debo reconocer que la constitución establece que la soberanía del Estado la ejerce el pueblo a través de sus representantes y que ciertamente nosotros como dominicanos, parte integral de esta nación debemos exigir el cumplimiento de nuestras leyes y hacerlo está muy bien.

‘’Debemos exigir la regularización y deportación  de los extranjeros ilegales, independientemente del propósito bueno o malo que ellos tengan, al establecerse en nuestro país  ’’.

¿Dónde está el límite que transgrede la línea del patriotismo y la soberanía del Estado? El límite se transgrede cuando se ejercen acciones que no constituyen un medio idóneo para exigir el cumplimiento de la ley, más bien son acciones que generan un malestar social, porque en ese accionar se irrespeta la integridad y dignidad de las personas, justificando los desaciertos en nombre de la patria. Lo que desde mi perspectiva esto no solo genera un mal como cité anteriormente, además se le da un mal ejemplo a nuestros hermanos que quizás no tienen la habilidad de analizar la situación sin sensacionalismo, más bien se debe analizar tomando en consideración a nuestra realidad social, el respeto a nuestros semejantes, nuestra  carta magna y las convenciones pactadas y ratificadas en materia de DDHH.

Yo pienso que nosotros  delante de Dios, la comunidad internacional y nuestra nación, quedamos muy mal parados cuando sale al aire un video, que denota desde mi perspectiva una actitud xenofóbica, agrediendo a un extranjero que sale a ganarse el sustento de su familia y que encima de eso usted crea que eso está bien y que lo hace en nombre de la patria, creo que estas acciones mínimamente deberían tener consecuencias, por lo menos disciplinarias, como cuando un niño de la casa se porta mal, se le llama a la atención, explicándole él porque y advirtiéndole que para la próxima ocasión antes de actuar de esa forma, utilice los mecanismos adecuados, para que no de un mal ejemplo a sus hermanos y al mismo tiempo no avergonzar a la patria.

“No caigamos en la vil desgracia de volver a la prehistoria a querer hacer justicia a nuestra forma, somos un país soberano, con los mecanismos, empoderémonos pero respetando nuestra soberanía, la cual se debe ejercer con el respeto de la dignidad humana”.

Digamos si al cumplimiento de nuestras leyes migratorias, digamos no al comportamiento xenofóbico.

Cuando hablo de Dios en este artículo, no solo lo hago por el hecho de que soy creyente, más aun lo digo porque en nuestro lema nacional primero está Dios, Patria y Libertad.

“Honremos nuestro compromiso y en nuestras actuaciones pensemos en las cosas que son agradables a sus ojos”.

Dios es posible que esté de acuerdo con que Republica Dominicana honre y proteja su territorio, pero Dios no es un dios de injusticias ni maldades, Dios es justicia y amor.

Por lo tanto exijamos justicia por amor a nuestra patria, pero sin odio porque ambas cosas a la vez no son compatibles.

Autora: Licda. Yamilka De La Cruz.